Justicia con los mejores

17 Jul 2017
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2017

Dos hechos marcaron el acontecer de la justicia en Colombia la última semana. El primero, la captura de quien fuera el jefe de Anticorrupción de la Fiscalía General de la Nación; el segundo, es la convocatoria realizada por el Comité de Escogencia del Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición para los Magistrados que harán parte de la Jurisdicción Especial para la Paz-JEP. Profundizamos en nuestra columna de opinión de esta semana en El Colombiano. 

"El primero, la captura de quien fuera el jefe Anticorrupción de la Fiscalía General de la Nación. Un precedente que le suma ingredientes adicionales al ya de por sí preocupante panorama sobre la confianza en quienes deben tomar las decisiones más trascendentes en nuestro país.

Sobre este caso, es importante mencionar que Transparencia por Colombia había hecho un llamado de atención sobre la debilidad de los procesos de contratación en esa entidad, a través de la medición del Índice de Transparencia en las Entidades Públicas.

El segundo, es la convocatoria realizada por el Comité de Escogencia del Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición para los Magistrados que harán parte de la Jurisdicción Especial para la Paz-JEP. Recordemos que la JEP es el modelo de justicia transicional que define el acuerdo de víctimas para conocer, investigar y juzgar los crímenes relacionados con el conflicto armado colombiano.

Una convocatoria amplia, plural, transparente, con mecanismos de rendición de cuentas permanente, es la piedra angular que nos prometen quienes están al frente de la misma. Acá se juega en gran parte la confianza ciudadana en el proceso de paz. La labor del Comité ha sido juiciosa hasta ahora y, esperamos, se mantenga en el delicado proceso de selección y escogencia de los magistrados que la conformarán. Una justicia que permita cerrar las heridas del pasado, para construir una visión compartida del futuro.

Los retos son más que evidentes. No basta con tener procesos de selección rigurosos si no existen mecanismos de control y seguimiento de carácter ciudadano y civil permanentes. O peor aún, cuando existiendo (como fue el caso del informe de Transparencia comentado), no son escuchados por quienes toman decisiones que a todos nos afectan.

De allí que, frente al reto de conformar el Tribunal de Paz, bien vale la pena que los esfuerzos ciudadanos estén dirigidos en dos sentidos: lograr que se postulen aquellos con mayores calidades y cualidades para brindar confianza y, una vez seleccionados, exigirles que rindan cuentas y que apliquen una justicia que sea restaurativa para las víctimas del conflicto, y que le brinden la verdad, especialmente de quienes provocaron, mantuvieron o alentaron la violencia.

A la sociedad civil nos cabe la mayor responsabilidad en este proceso. En nuestro país hay juristas, muchos reconocidos, con amplia experiencia, sin sesgo ideológico ni filiación política, que pueden y deben hacer parte del Tribunal. También es una oportunidad de potenciar personas que puede que no sean muy reconocidas, pero que con una trayectoria moral sin tacha, deberíamos buscar que se postulen. Hay miles de funcionarios honestos que debemos también estimular a que igualmente lo hagan.

La trascendencia de la conformación y elección del Tribunal es innegable. No puede haber error alguno. Los ciudadanos debemos ser los mayores jueces del proceso de selección y promover no solo que se presenten los mejores, sino vigilar estrictamente su selección con base en criterios de idoneidad, solvencia ética y moral y ajenos a extremismos de todo tipo. Invitemos a su inscripción aquí."

IMAGEN TOMADA DE ELPAÍS

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