Medellín es nuestra casa común y hoy vemos un gran número de interesados, entre hombres y mujeres, en administrar esta casa que además es nuestro hogar.
Quien llegue a reconducir el camino de la ciudad debe saber y actuar con coherencia porque servirá a cerca de 2.6 millones de habitantes. Las decisiones que tome también impactarán la vida de 4 millones de habitantes del Valle de Aburrá y la de 7 millones de antioqueños. Hay una responsabilidad colectiva: si a Medellín le va bien, lo mismo debe pasar con los otros 124 municipios.
Las decisiones que se toman en la capital de Antioquia tienen además un efecto más allá de estas montañas: por la vía del conglomerado público, en especial con EPM que llega a otra buena parte de los colombianos que son usuarios de la energía y los servicios públicos que presta la empresa.
Esta casa de todos tiene goteras que son troneras urgentes y que se han agudizado por efecto de la pandemia y la inestabilidad gerencial de la administración local. En días recientes el programa Medellín Cómo Vamos presentó una herramienta que es esencial para cualificar el debate electoral que se avecina. En el “Kit para candidatos a la Alcaldía y al Concejo”, el programa muestra un panorama, con base en cifras y datos precisos, sobre la situación actual de la ciudad y sus retos más urgentes. Su consulta es obligatoria para quienes aspiran a estos cargos de elección popular.
Esa batería de información y el diagnóstico que evidencia el deterioro de la agenda social de Medellín son prioridad. Quien enrute el camino debe asegurarles dignidad a los más vulnerables. Ni la niñez, ni la vejez pueden volver a caer en la desidia y olvido en los que los tienen hoy.
Fortalecer Buen Comienzo: el programa fue a parar a manos de contratistas cuestionados y aunque en 2021 hubo más recursos, se beneficiaron menos niños y madres que en 2019. Promover que los jóvenes completen de manera exitosa y oportuna sus trayectorias educativas -situación que se agrava teniendo en cuenta que el 95% de la infraestructura de los colegios públicos tiene algún tipo de falla-, así como orientar acciones para aumentar el tránsito inmediato a educación superior. Hay que generar alternativas de atención para una ciudad que se envejece a mayor velocidad que otras grandes capitales del país. Adicionalmente, y esta es una obsesión en la que seguiremos insistiendo, seguridad alimentaria. Dos de cada diez medellinenses se van a la cama sin una de las tres comidas diarias.
Las goteras a las que hace referencia Medellín Cómo Vamos hay que atenderlas a tiempo: abandono del espacio público, vías en mal estado, extorsión disparada, control territorial de estructuras criminales, desconfianza en las instituciones, percepción de corrupción, sostenibilidad financiera del Metro y la ruptura del diálogo social que tiene como símbolo el cierre y el confinamiento del espacio público que es de todos.
Candidato, a la hora de inscribir su aspiración tenga rigor y compromiso para resolver los desafíos de nuestra ciudad. Estamos a la espera de soluciones en la vida real y no de espejismos en redes sociales.
Recuerde siempre que el poder está para servir y no para servirse.
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