La carta de navegación de los gobiernos se imprime en su plan de desarrollo. Es una herramienta sagrada e indispensable. Tiene el mandato constitucional de mejorarles la calidad de vida, de forma equitativa, a todas las personas, generaciones y territorios. Su contenido, además de técnico y riguroso, debe ser realizable.
El actual Plan, que hace trámite en el Congreso, y que nos regirá desde este año hasta 2026, costaría 1.048 billones de pesos. Una cifra que proviene de la plata de cada uno de los colombianos. Para aterrizar este número podríamos decir que con ese presupuesto es posible construir 80 Metros de Bogotá o 300 veces el Metro de la 80 en Medellín.
Definir y priorizar a dónde van esos recursos, que son del esfuerzo de todos, familias, trabajadores y empresarios, es una responsabilidad que nos invita a participar y a hacer control.
En Proantioquia, como parte de nuestra esencia en casi medio siglo de existencia, hemos participado en esas discusiones públicas y para este cuatrienio tenemos alertas y reflexiones que hemos socializado con la bancada de congresistas antioqueños y el Gobierno Nacional en temas de educación y cultura, paz, infraestructura, desarrollo rural, pobreza y seguridad alimentaria.
En educación: cierre de brechas entre lo urbano y lo rural. Proponemos una política pública de educación rural que garantice infraestructura, conectividad, dotación, didáctica y fortalecimiento docente en básica primaria y secundaria. Además, fortalecer el sistema de educación superior que, con instituciones oficiales y no oficiales, merece un tratamiento equitativo para lograr metas de cobertura y calidad.
Con el éxito del mecanismo de Obras por impuestos, sugerimos la creación de Becas por Impuestos y así alcanzar mejoras en cobertura de educación postsecundaria.
Alzamos la mano también porque hay que acelerar la implementación de la Política Nacional del Cuidado que permita a más mujeres trabajar y tener autonomía económica. También aclarar el rol del Ministerio de Igualdad y cómo los nuevos subsidios anunciados para familias vulnerables, con los existentes de familias en acción, jóvenes en acción, Colombia Mayor y devoluciones de IVA, llegarán a quienes más los necesitan.
Alerta: nos preocupa la ausencia de una apuesta por la salud mental, especialmente para jóvenes y cuidadores.
La apuesta del gobierno por la “economía popular”, debe simplificar la formalización como el mejor camino para lograr el aumento en la productividad. El Congreso debe calibrar muy bien el impacto que tendrá un sistema de contratación más rígido.
Las vías secundarías y terciarias son los vasos sanguíneos que conectan al mundo rural con las principales arterias, además de las 5G y dobles calzadas que se requieren para el desarrollo y la productividad.
Necesitamos certezas sobre cómo las ideas propuestas en el Plan de Desarrollo se harán realidad y serán consecuentes con las reformas que hacen trámite en el legislativo.
Estaremos en el camino para ser vigilantes, señalar oportunidades y dispuestos a movilizar acciones viables con propósitos claros. Esta hoja de ruta deberá aprobarse antes del próximo 7 de mayo. Estamos en cuenta regresiva.
Esperamos que el Congreso calibre bien la brújula, que es el Plan de Desarrollo de país, para que vayamos en la dirección correcta.
*Presidenta Ejecutiva Proantioquia .
- Inicie sesión para enviar comentarios